viernes, 10 de agosto de 2007

TURISMO, REDES Y DESARROLLO



EL CALAFATE, UN TERRITORIO DE INNOVACION





La localidad de El Calafate, ubicada en el extremo suroeste de la provincia de Santa Cruz, presenta en los últimos años un crecimiento destacado en su actividad principal: el turismo. Dicho desarrollo, si bien fue continuo durante varios años, a partir de la instalación del nuevo aeropuerto inaugurado el 17 de noviembre del 2000, tuvo un “boom” en cuanto a contingentes turísticos así como en la cantidad de habitantes estables. Dicho crecimiento, poco planificado y mal acompañado por políticas de crecimiento (inadecuadas o escasas), generaron que El Calafate se convierta en una estructura endeble.
En Argentina en general, y en la Patagonia en particular, en los últimos años se ha comenzado a valorar al turismo como un generador de valor agregado al recurso natural preexistente, que permitiría, en algunos casos, reconvertir productivamente regiones y/o localidades. Se le otorga así a la actividad turística un papel fundamental como generadora de desarrollo económico, frente a la escasa diversidad de la base económica (de Santa Cruz en este caso). Sin embargo, los mismos actores que fomentan la actividad turística encuentran obstáculos a este proceso, por lo que la capacidad de la localidad y su zona de influencia para generar condiciones favorables a un proceso de desarrollo local sostenido y sustentable está en un continuo interrogante. Se hace necesario constituir una estructura social, donde la interacción entre los agentes fomenten un desarrollo propicio para el intercambio de ideas, es decir generar el conocimiento necesario para llevar a cabo una conducta económica en el que el factor innovación se transforme en un factor clave para poder competir con otros espacios a partir del desarrollo de ventajas competitivas y/o comparativas de los factores endogenos como el capital humano, infraestructura, servicios especializados, etc.
Un concepto clave para lograr dicha transformación es el de redes, ya que el mismo permite explicar las dinámicas de los sistemas productivos locales. El concepto de redes se refiere tanto a las redes internas de las firmas, como aquellas que se establecen entre las firmas, el territorio y la población local.
Una hipótesis que se puede plantear teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente es que la existencia de una red, tanto informática como de infraestructura, que vincule a los agentes que intervienen en el negocio del turismo, sean estos bancos, agencias, comercios, hoteles, restaurantes, etc., podría ser alentadora de procesos de desarrollo local, como así también fomentadora de una planificación racional, en donde el rol de la localización sea (o funcione) como una estrategia de maximización de beneficios.
Esto permitiría la interacción entre los distintos agentes y generar a través de una especialización de cada individuo (en un conjunto específico de actividades), un proceso de integración productiva y una mejor capacidad para el desarrollo de sus ventajas competitivas. Es decir entender a la innovación como una instancia superadora de obstáculos.
Concebir el término desarrollo local o endógeno impone la necesidad de tomar o de dar nuevamente un papel clave al territorio, esto a su vez implica tomar en cuenta innumerables factores, es decir revalorar recursos locales como económicos, sociales, culturales y políticos. Esto sin dejar de lado la constitución de un gran tejido social donde la participación y la integración de estos con agentes participantes de la actividad turística conformen una verdadera red productiva de cooperación.
Considerando al turismo como un generador de valor agregado al recurso natural, cuya existencia se basa en la posibilidad de que cierto número de individuos obtengan un excedente económico y en que lo deseen gastar a éste en actividades recreativas y/o de ocio, se puede decir que dicha actividad conlleva a efectos multiplicadores de mayor amplitud, por lo cual debe considerárselo un importante movilizador socioeconómico.
Dentro de éste marco adquieren una destacada importancia las ventajas competitivas propias del espacio por la magnitud de sus atractivos naturales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los recursos naturales no son sino el soporte sobre el que se desenvuelven dichas actividades, donde el turismo transforma un recurso natural en un bien económico y ello solo no basta para sustentar un proceso de desarrollo, sino que deberían vincularse a otras características que hagan competitivo al territorio.
La existencia de redes se torna fundamental para potenciar el carácter endógeno del desarrollo turístico, en donde el espacio físico funciona como un medio activo en el que se originen innovaciones. Una de las cualidades de este medio debe ser una mayor flexibilidad que permita la organización y coordinación de las empresas innovadoras. En ese nuevo escenario las ciudades y regiones deben encontrar un papel y en ello juegan un rol fundamental los gobiernos locales, organizando el control social de los lugares y a su vez el desarrollo de mecanismos de regulación.
Las redes propuestas, pueden ser tanto reales como virtuales. Éstas deben fundamentarse en la fluidez y en una cierta condición de homogenización de los flujos y códigos, dentro de una iniciativa conjunta por parte del Estado como así también de las empresas privadas. Cabe destacar que para un óptimo desarrollo de estos sistemas integrados, se deben tener en cuenta las posibilidades de uso por parte de todos (o de la mayoría) lo actores sociales involucrados, ya sea esta una posibilidad en materia técnica o física.
Por otra parte, los intercambios de servicios y de información, en un espacio delimitado propician la reducción de costos de transacción entre empresas y favorecen la difusión de conocimiento, lo que genera una externalidad positiva tanto económica como social a toda la localidad y a la región. Paralelo a esto, dentro de las mismas firmas se agiliza la vinculación con sedes en otros países, se potencia la difusión del conocimiento y se da lugar a cambios positivos en la producción.
Para estudiar el entramado del sistema turístico y sus condiciones para generar un proceso de desarrollo, es necesario medir el grado de interconexión existente en el sistema y de éste con el entorno tal que permita identificar condiciones positivas para la ocurrencia de efectos potenciales de desarrollo en la red.
En este contexto, las variables que determinan la capacidad de desarrollo regional son la tasa de innovación regional, la capacidad para incorporar y adaptar nuevas tecnologías, la cualificación del factor trabajo, la capacidad de las empresas como emprendedoras, su flexibilidad como organizaciones y su integración en redes, así como la integración en redes competitivas de ciudades o regiones. Dentro de este proceso, la fluidez con que circula la información, los productos, los servicios y las personas es uno de los fundamentos de la competitividad. Esto conduce a analizar la existencia de la fluidez en la red y a la vez la posibilidad de uso por parte de los agentes, así como su efectividad y la capacidad del conjunto de los agentes para apropiarse de sus economías externas. Pero en el sistema turístico las redes técnicas y la tecnología y los recursos humanos que las acompañan no son el único soporte. La infraestructura física también actúa como soporte de la actividad, en particular la vinculada a la accesibilidad.
La madurez del proceso se irá alcanzando en la medida en que coincidan espacio económico y espacio territorial, esto es capacidad de acumulación y capacidad de apropiación. Para que esto sea posible es necesario introducir mejoras en los factores tanto inmateriales como materiales del desarrollo que permitirían fortalecer la confianza, al mismo tiempo que permiten una mayor calidad en el funcionamiento de la red.
En el desarrollo de la actividad en El Calafate, es crucial la participación del gobierno debido a los altos requerimientos de infraestructura de la actividad, los actores privados tienen una intervención determinante en la puesta en valor de sitios de interés, por lo que se hace necesaria una participación conjunta de ambos sectores tanto en la incorporación de temas a la agenda como en la formulación de las políticas. Las acciones deben conducir a apropiarse el máximo provecho de la situación de ventaja comparativa generada por la existencia de un atractivo natural único.
A su vez se hace necesaria la creación de procesos de valorización social, donde los elementos de soporte paisajísticos se transformen en atractivos turísticos. Para ello es necesaria la presencia de una comunidad local que posea un sistema de valores y de pensamientos que vinculen a estos con su medio. También se torna necesario que el grupo de agentes que intervienen en la actividad estén arraigados a estos valores y al medio. Es decir, que la noción de sentido de pertenencia es también una condición necesaria, no solo para constituir un sistema de redes, esto es la actividades de cooperación entre los actores y que permite ampliar la escala de producción y disminuir los riesgos del negocios sino también para generar la transformación de un aspecto del paisaje en un bien económico.

Publicado por Leandro Landucci/ Fuente: V Jornadas Patagonicas de Geografia.